martes, 12 de junio de 2012

Teotihuacan


                                                           
                                                   


                                                           
                                         
                                                                           
TEOTIHUACAN, en Idioma Náhuatl, significa «lugar donde los Hombres se convierten en Dioses» o «lugar donde habitan los Dioses». Entre los Aztecas se decía que allí los Reyes después de «MUERTOS», se convertían en Dioses. Por eso llamaron «MICCAOTLI» (Calle o Calzada de los Muertos) a la avenida principal de la ciudad.
Según el Gnosticismo Universal, «sólo con la MUERTE adviene lo nuevo», «si la semilla no muere la planta no nace». En este sentido, nosotros debemos entender que todas las tradiciones antiguas, así como el lugar que nos ocupa en este artículo, nos hablan de los «Muertos» o de ese tipo de «Muerte», refiriéndose no a la muerte física sino a la eliminación de la escoria interior o Defectos Psicológicos. Es decir, nos plantean un TRABAJO INTERIOR, un TRABAJO SOBRE NOSOTROS MISMOS. Sólo así, entendiéndolo de este modo cobra sentido la frase de los Sabios de Anahuac: «Allí los Reyes, después de «MUERTOS», se convierten en Dioses»...




Las Tribus de Anahuac (Aztecas, Toltecas, Zapotecas, etc.) y en general todas las tribus mesoamericanas, poseyeron grandes conocimientos psicológicos, astronómicos, matemáticos, etc., y jamás ignoraron que para elevarnos a la categoría de «HOMBRES» y luego a la de DIOSES o SUPER-HOMBRES, se necesitan inevitablemente de los 3 Factores de la Revolución de la Conciencia: NACER, MORIR y SACRIFICIO POR LA HUMANIDAD.
Así pues, el conjunto arquitectónico de este lugar, «donde los hombres se convierten en Dioses», (vale decir, los que han alcanzado las alturas iniciáticas de la Maestría o Perfeccionamiento interior), y el recorrido que hacía el Iniciado que llegaba a este lugar, aIegorizan el Trabajo Interior para llegar a las cumbres iniciáticas de un Quetzalcóatl, de un TIaIoc, de un Krishna, de un Jesús de Nazareth, de un Manco-Capac, de un Lao T’se o de un Buddha, todos ellos Reyes y Sacerdotes de la Naturaleza, «según la Orden de Melquisedec».
Pero el legado de Teotihuacan va mucho más allá, tiene otras implicaciones. Al decir de la Mitología Azteca, «allí se reunieron los Dioses para crear el 5º Sol». Teotihuacan, entonces, representa el inicio o la Aurora de la Creación, alegoriza un acontecimiento Cósmico-Solar, natural y humano a la vez. En otros términos nos enseña que con las mismas Fuerzas, Energías, Leyes, y Poderes, etc., que utilizó el Demiurgo Arquitecto al crear este vasto Universo, debemos nosotros trabajar particularmente, creando también nuestro UNIVERSO INTERIOR.
Al Quinto Sol, llamado NAHUI-OLLIN (4 MOVIMIENTO). Le precedieron el 1er Sol, NAHUI-OCELOTL (4 TIGRE), NAUHI-EHECATL (4 VIENTO), NAHUI-QUIYAHUITL (4 LLUVIA), Y NAHUI-ATL (4 AGUA). Esta cuestión de los «SOLES» tiene un doble aspecto: Por un lado se refiere a las razas que nos precedieron (POLAR, HIPERBÓREA, LEMUR y ATLANTE), y por el otro nos indica el proceso por medio del cual debemos convertirnos en Dioses Solares, creando, como ya se dijo, el particular Universo Interior.
Ahora bien, los antropólogos de la Ciencia oficial establecen que el desarrollo de las diversas etapas de construcción por las que pasó Teotihuacan, están enclavadas entre los años 750 y 150 antes de Cristo. Nosotros diremos, que esas fechas no se ajustan a la realidad, primero porque no se llega a un desarrollo tan gigantesco en tan corto tiempo, y también por que hay datos y tradiciones antiquísimas que relatan que cuando los Aztecas llegaron a Teotihuacan, ésta ya existía. Fue fundada por los Toltecas y estos tuvieron su raíz en el ya sumergido Continente Atlante.

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